Numerosas enfermedades están causadas por la deshidratación crónica de las células. Además
de que bebemos poco agua, se toman bebidas deshidratantes (café, té, refrescos, alcohol….) que
por su toxicidad obligan al cuerpo a expulsarlas, utilizando para ello parte del agua de las células.
También el exceso de agua causa deshidratación, ya que se elimina mucho sodio por la orina. El
sodio es fundamental, ya que 1 molécula de sodio retiene 11 moléculas de agua. Al disminuir el
sodio en el cuerpo, se elimina más agua, y al eliminarse más agua, se elimina más sodio. Y así
entramos en un círculo vicioso que nos lleva a graves problemas de salud.
Al disminuir el agua del cuerpo, las enzimas que se encargan de producir hormonas, vitaminas….
reducen su funcionamiento, provocando entonces una caída de la energía y la aparición de la
enfermedad. Cuando escasea el agua corporal, no se pueden eliminar correctamente todos los
residuos del metabolismo, que se almacenan en los tejidos, lo que provoca que el cuerpo no
pueda recibir los nutrientes y el oxígeno necesarios para su funcionamiento. Con el tiempo el
cuerpo acaba ahogándose en sus propios desechos. La deshidratación también produce una
caída de la energía, ya que la circulación de agua por el cuerpo genera energía eléctrica.
Cuando el cuerpo se deshidrata nos genera dolor, ya que aumenta la producción del
neurotransmisor histamina que regula la distribución del agua hacia los lugares donde es más
necesaria. La histamina al circular entre los nervios sensoriales produce dolor. Un ejemplo es la
resaca que se produce después de tomar alcohol, una bebida deshidratante. También el cuerpo
al estar deshidratado activa una respuesta de estrés produciendo hormonas como el cortisol,
adrenalina, vasopresina…. Si estás deshidratado toma sal marina y agua.
Algunas de las enfermedades que causa la deshidratación crónica son:
Cansancio, extreñimiento, dolores, naúseas, hipertensión, hipotensión, gastritis, úlceras,
obesidad, hipotiroidismo, inflamaciones, dolores articulares, diabetes, envejecimiento precoz,
alergias, colitis, bulimia, artritis, lumbago, migraña, depresión, fatiga crónica, estrés, ansiedad,
esclerosis múltiple, cáncer, insomnio, mareos, problemas renales, respiratorios, digestivos….
